Un lugar donde el universo susurra
Dicen que hay lugares en el mundo donde el tiempo se detiene y el alma respira más profundo. Oasis 444 nació de un encuentro improbable, una sincronía del universo que no se puede planear.
Un viajero—un amante del vino, del arte y de los silencios dorados del Valle de Guadalupe—se detuvo una noche bajo un cielo lleno de estrellas. Venía de una temporada difícil, buscando respuestas, cuando vio el número 444 repetirse por todas partes: una matrícula, una hora exacta, una coordenada del GPS. Intrigado, investigó y descubrió que 444 es conocido como un “número angelical”, símbolo de guía, protección y propósito.
Y ahí, en medio de ese valle encantado, encontró el terreno. Nada espectacular a simple vista, pero algo en su intuición le dijo que debía quedarse. Así nació Oasis 444, un refugio para quienes buscan algo más que descanso: buscan una señal, una historia, una conexión.
Un santuario no sólo para el descanso, sino para aquellos que buscan una señal, una historia, una conexión.
Una villa para cada viaje
Todo comienza aquí
Así lucía Oasis 444 antes de convertirse en un santuario de descanso y conexión. Entre arbustos, tierra y árboles silvestres, comenzaba a sembrarse una visión guiada por la intuición y los ángeles.
Primer rayo de luz
La visión comenzó a tomar forma. La construcción de Villa Deluxe 111 marcó el primer paso hacia el despertar de Oasis 444. Inspirada en el número angelical 111 —símbolo de nuevos comienzos y energía creativa— esta villa fue pensada como un portal de alineación para los primeros viajeros del alma.
Las puertas se abren
Con dos cabañas listas y nuestra primera pérgola como punto de encuentro, Oasis 444 abrió sus puertas a los primeros viajeros del alma.Aquí empezó la conexión con quienes llegarían a dejar su historia en este santuario.
Semillas con propósito
Con nuestras propias manos sembramos el primer viñedo. Así, la tierra comenzó a vestirse de verde y vida. Cada hoja, una promesa. Cada raíz, un compromiso con este sueño sagrado.
Creciendo en armonía
El sueño crece con la construcción de Villa 333 y Villa 444, mientras el viñedo ya viste el paisaje. Cada número, un símbolo de guía, protección y equilibrio, que acompaña esta expansión llena de vida y propósito.
un espacio que combina esencia, diseño y hospitalidad en el corazón del Valle de Guadalupe.
